La caja de herramientas

Caja de herramientasMi hijo tiene ahora cuatro años y está aprendiendo a leer y a escribir. Ya se sabe los números, las vocales y algunas consonantes, no muchas. Cuando nos ponemos a leer con él, unas veces mi mujer y otras yo, no para un rato quieto, impaciente por terminar para ponerse a jugar, a pintar, o a ver los dibujos animados. Nos enfada que no ponga la atención suficiente; si se concentrara seguro que aprendería mucho más rápidamente. Creo que él debe intuir en cierta manera lo útil que le resultará saber leer y escribir, porque vive rodeado de libros y no hay día que no vea a sus padres con algún libro o revista en las manos, o tomando notas sobre un papel, o escribiendo algo al ordenador. Desde muy pequeñito siempre le ha gustado mucho que le leyésemos cuentos, y una de sus preguntas favoritas es «¿y aquí qué pone?». ¿Por qué, entonces, se lo toma como algo fastidioso que hay que hacer en casa sólo porque si no no le vamos a dejar hacer lo que realmente le gusta? Yo creo que es porque aún no ha desarrollado plenamente la habilidad de percibir la trascendencia de sus acciones. No soy psicólogo, así que tan solo es una conjetura.

La capacidad de leer y la capacidad de escribir en la lengua materna son dos de las herramientas fundamentales para una vida plena. Por eso cuando los niños aprenden a leer y a escribir su mundo empieza a cambiar. Pero no son las únicas herramientas que nos permiten desarrollarnos y alcanzar nuestras metas. Yo podría señalar otras cuantas que a mí me han resultado imprescindibles para llegar hasta aquí. Una de ellas es el inglés, que me ha permitido el acceso a un mundo mucho más amplio que el que gira alrededor de la lengua de mis padres. Otra es la informática, a la que le he sacado siempre bastante utilidad, tanto a nivel profesional como personal. También podría señalar unas cuantas herramientas que no tengo y que me gustaría añadir, sin duda, a mi maletín de útiles de productividad: la mecanografía, la lectura rápida, otros idiomas

Esta claro que para cada profesión, para cada afición, se requiere una caja de herramientas diferente. Sin embargo, también estoy firmemente convencido de que hay un conjunto de herramientas, digamos, universales, que deberíamos tener todos siempre a mano, sean cuales sean nuestras profesiones y aficiones. Os paso la lista por si, al pasar por delante de una ferretería, queréis entrar y adquirir alguna.

  • La curiosidad es esa herramienta que te moverá a absorber nuevos conocimientos, a adquirir nuevas habilidades y a explorar nuevos mundos.
  • La humildad es la herramienta que te ayudará a tener siempre presente que es más lo que ignoras que lo que sabes, que hay montones y montones de personas ahí afuera de las que puedes aprender todos los días, que muchos de los lugares a los que crees haber llegado el primero ya han sido pisados por otros aventureros que te precedieron, que a veces no tienes por qué quedar por encima ni decir la última palabra.
  • La empatía es la herramienta que te permitirá ponerte en la piel de los demás, impidiendo que disfrutes, ni siquiera mínimamente, con el mal ajeno. Es la herramienta que te proporcionará perspectivas alternativas a la tuya, cristales diferentes a través de los cuales ver la vida con otros colores.
  • La paciencia es la herramienta que te permitirá no desesperarte en las tareas tediosas, y no enfurecerte con las personas insidiosas que, inevitablemente, encontrarás en tu camino.
  • La disciplina es la herramienta con la que conseguirás no dispersarte fácilmente, concentrándote en lo que estás haciendo sin pensar en lo que no estás haciendo. Es la herramienta que te ayudará a cumplir los compromisos que hagas contigo mismo o con los demás.
  • La constancia es la herramienta que te ayudará a no abandonar ante el primer obstáculo, a persistir hasta conseguir los objetivos que persigues. Si no la encuentras a la primera, pregunta por la tenacidad o la persistencia, te servirán igual.
  • La observación permanente es la herramienta que te mantendrá alerta siempre. Se puede aprender mucho de la simple observación de las personas, de los animales, de las cosas. Esta herramienta alejará tu mirada de tu propio ombligo, y te permitirá ver cosas que nadie ve aun mirando al mismo sitio.
  • La valentía es la herramienta que usarás para enfrentarte a los proyectos difíciles, o para lidiar con las personas que se empeñan en complicarlos.
  • La resistencia a la frustración es la herramienta que usarás cuando te estrelles una y otra vez con la misma piedra, sea lo que sea esa piedra; es la palanca que te ayudará a levantarte tras cada caída para seguir adelante; es la herramienta con la que te enfrentarás a un mundo imperfecto que a veces parece conjurarse cruelmente en tu contra.
  • La generosidad es la herramienta con la que tus intercambios con las personas que te rodean serán productivos y justos, pues la cantidad y calidad de lo que recibas será proporcional a la cantidad y calidad de lo que tú des. Úsala en conjunto con la gratitud, forman una pareja invencible.
  • La tolerancia es la herramienta que te permitirá ser consciente de que no solo tú tienes derecho a equivocarte; es la herramienta que te ayudará a reconocer que la diferencias añaden riqueza a la vida, que puntos de vista diferentes no tienen por qué estar siempre enfrentados, que podrían ser complementarios.

A mí se me ocurren muchas más (honestidad, integridad, franqueza, templanza…), y seguro que a vosotros también.

Mi hijo tiene ahora cuatro años y está aprendiendo a leer y a escribir. Si además su madre y yo, y todos aquellos que le quieren, conseguimos que llene su maletín con todas estas herramientas universales, podremos estar satisfechos pensando que, esta vez sí, sin duda, hemos hecho algo realmente importante en la vida.

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